No todos los días ocurre lo que ocurrió ayer. Partió de este mundo uno de los símbolos más grandes de la lucha contra el racismo y las desigualdades sociales en el mundo, Nelson Mandela, o como solían llamarlo: Madiba. Siempre suelo criticar al sistema actual, y la verdad razón no me falta, pero existe un momento donde aparte de ver lo feo de la realidad debes sentarte a pensar en las cosas bonitas que puedes lograr en esta. Uno tiene que plantearse metas, desear tener los conocimientos que te faltan para ya poner tus manos a la obra, por lo menos eso me ocurre a mi. Claro, es cierto que no todos quieren cambiar el mundo. Los que lo desean son sólo unos cuantos, y casi siempre esos cuantos están locos. Porque tienes que estar loco para decirle SI a todo un universo que te dice NO, debes estar loco para tratar de pensar diferente en un mundo donde ya hay un status quo establecido. O quizá sea totalmente al revés, quizá sean sólo esos cuantos los que están cuerdos en un mundo donde ya todo parece estar patas arriba. Porque al que piensa distinto lo llaman desadaptado y rebelde. Pero ahora si nos ponemos a pensar en todo el transcurso de nuestra historia, así como decía Steve Jobs, ¿Acaso no son los rebeldes, los locos, los alborotadores, los desadaptados lo que cambian el mundo? Yo creo que sí.
Si bien no comparto ciertas opciones ideológicas y si bien podría estar en desacuerdo con alguna que otra decisión que Mandela tomó en su vida, existen factores concretos que hacen de su persona ser un símbolo de cambio. Mujeres y hombres como Mandela son los que impactan naciones y generaciones. ¿Por qué? Pues es simple, es porque tuvieron los cojones de atreverse a pensar como nadie pensaba, se atrevieron a decir lo que nadie decía, porque en muchos casos sacrificaron sus propias vidas en honor a los ideales y a las causas que defendían. Vidas así te inspiran, pero deberían hacer más que eso. Mandela nos dejo ayer un gran legado, un ejemplo de vida en resumidas cuentas, ¿Pero que hacemos con todo eso? No es la primera persona que causa un gran impacto en el mundo, han habido otras que también fueron excepcionales, ¿Y que hicimos con todo eso que enseñaron? De que sirvió su esfuerzo y dedicación si nosotros que somos las generaciones que deben continuar la lucha que ellos iniciaron nos quedamos de brazos cruzados.
Me parecieron muy cómicas las declaraciones del presidente Humala tras la muerte de Mandela: "Sigamos el camino que hoy nos deja". Disculpen si me río, pero señores seamos sinceros, eso ni él se la cree. Porque créanme que si Humala y el resto de nuestros políticos ineptos tuvieran siquiera el 1% de la determinación que tuvo Mandela para trabajar por su país, la realidad sería otra. Un hombre que tuvo que pasar 27 años en la cárcel porque se enfrentó a todo un sistema injusto en inmoral como el apartheid. Fue a prisión sólo por que salió a pelear por una verdad absoluta. La verdad que dicta que todos somos iguales bajo los ojos de Dios, tanto negros como blancos. Y aún así no creyeras en Dios, existe un sentido de humanidad en todos nosotros, un sentido de fraternidad entre todos los seres humanos, seas del color que seas. Por esa verdad universal Mandela sacrifico gran parte de su vida. La pregunta es ¿Por qué estas dispuesto a dar tu vida tu?
No se a cuantas personas llegue esto, no se sí hay alguien allá fuera que comparta ideas conmigo. Pero de algo si soy consciente: para los que crean al igual que yo que podemos cambiar el mundo, si siquiera vamos a pretender hacerlo, primero estemos dispuestos a tener consciencias que razonen diferente al resto, y segundo, voluntades sin deseos ni intereses propios, sólo deseos que involucren el bien común. Se que suena utópico, quizás demasiado optimista para el gusto de algunos, pero déjenme decirles que mientras hayan unos cuantos locos que pensemos así, todo es posible. Sólo espero que el tiempo y el destino me den la razón, por el momento sigamos soñando en que podremos lograr lo que la mayoría llama imposible.
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